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Lo que sucedió por no leer bien la póliza de mi seguro

Actualizado: 5 dic 2022


Seguramente más de una vez te has preocupado un poco por lo que te depara el futuro y probablemente, al igual que yo tomaste la decisión de informarte y hacer algo al respecto, en mi caso fue contratar un seguro de gastos médicos mayores.


El proceso fue de maravilla, el papeleo fue mucho más rápido de lo que imaginé y sin duda me sentía mucho más protegida, hasta que después de unos años sucedió algo que jamás pensé.


Al salir de mi trabajo comencé a sentir un dolor en el costado derecho de mi abdomen, al principio pensé que se trataba de algo sin mucha importancia pero el dolor comenzó a ser peor conforme pasaban las horas.


Al final terminé siendo hospitalizada de emergencia. Después de unas cuantas horas el dolor había desaparecido gracias a los medicamentos pero el doctor me informó que iba a necesitar una cirugía para remover mi vesícula. La noticia me tomó por sorpresa pero entendí que era necesario y que no debería esperar más tiempo. Esa misma tarde me dieron de alta con una prescripción de varios medicamentos para controlar el dolor pero me dijeron que eso no iba a ser suficiente para lograr sentirme mejor. La solución era la cirugía.


Al salir del hospital mi madre y yo decidimos ir hacía administración para cubrir el pago del hospital, como yo contaba con seguro médico, en realidad esa parte no me preocupaba para nada.


Cuando llegamos con la señorita le mostré mi póliza y ella hizo cara de sorpresa, la verdad no comprendí la razón al principio, hasta que me comentó que ellos ya no trabajaban con la aseguradora de mi póliza. No podía creerlo. Aún recordaba perfectamente cómo el asesor me había mencionado todos los hospitales que tenían convenio con la aseguradora y no podía estar equivocada. Inmediatamente me comuniqué con atención al cliente de mi aseguradora para que me solucionaran esta penosa situación. La sorpresa fue que efectivamente el hospital donde me habían dado de alta hacía apenas unos minutos no estaba dentro de la lista de hospitales a los cuales podía asistir con mi seguro médico. Honestamente me molesté mucho porque recordaba perfecto haberlo hablado con mi asesor, así que no entendía qué sucedía.



Al día siguiente decidí acudir a las oficinas de la aseguradora para aclarar personalmente la situación. Al llegar me informaron que el asesor con quien había firmado mi contrato ya no trabajaba más en ese lugar. Me empecé a sentir muy nerviosa, puesto que ahora no tenía manera de corroborar la información que se me había dado. Me pasaron con el gerente, le expliqué mi situación y él me ofreció hacerme un descuento en mi próximo pago como compensación. Me pareció absurdo pero no me quedaba de otra más que aceptar. Me entregó una lista con los hospitales afiliados y me pidió contactarlo si había algún otro problema.


A la mañana siguiente me di a la tarea de asistir a algunos de los hospitales de la lista para poder agendar mi cirugía lo más rápido posible. Me pasaron a revisión, los doctores del hospital dieron su diagnóstico y se acordó una fecha para la cirugía. Solo quedaba pasar a administración para efectuar el pago. Así lo hice y una vez más me quedé sin palabras. Resulta que el hospital había tenido muy malas experiencias trabajando con mi aseguradora así que no podían recibirme. Parecía una broma de mal gusto.


Inmediatamente me comuniqué con el gerente y éste solo me dio largas y me pidió acudir a otro hospital. Esta vez me dio un nombre y una dirección específicos. Me dirigí hacia allá apenas colgué, puesto que mi situación era urgente. Al llegar al hospital antes de pasar a consulta, fui directamente a administración para asegurarme de que no hubiera otro problema.


La señorita muy amablemente me confirmó que sí podían recibirme en ese hospital pero que el monto de la cobertura no iba a bastar para cubrir mi cirugía. Me sentí hasta mareada, no podía creer el pésimo seguro médico que había contratado. En ese momento no me quedaba otra más que aceptar esas condiciones pero sin duda me habían estafado.


Después de la cirugía que tuve que pagar yo prácticamente, acudí a mi abogado para asesorarme sobre el tema. Juntos empezamos a leer a detalle el contrato que había firmado y encontramos varias irregularidades. En primer lugar, la cobertura no era la misma que se me había informado al momento de firmarlo, además, jamás se especificó que yo como beneficiario tenía que pagar y después recibiría un reembolso de parte de la aseguradora.


Usualmente un seguro médico de gastos mayores se adapta a tus necesidades cubriendo servicios de hospitalización, atención médica, intervenciones quirúrgicas e incluso gastos por maternidad. Todo ello debe estar debidamente especificado en la póliza que firmas al contratar el seguro. Cada uno de esos puntos los acordé con mi asesor, mi error fue no leer las famosas “letras chiquitas” de mi contrato, donde me ponían montos, límites y además un millón de condiciones.


Actualmente mi abogado y yo nos encontramos intentando recuperar parte del dinero perdido por haber contratado un seguro médico con muchas irregularidades. El proceso tardará algunos meses en resolverse aunque definitivamente es una lección que jamás olvidaré.


No me arrepiento de haber contratado un seguro médico de gastos mayores, ya que hoy en día es un tema prioritario, una herramienta para cuidar tu salud física y también tu bolsillo pero sin duda la próxima vez seré mucho más cuidadosa en leer bien las condiciones.







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