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Un ciclista me enseñó a deducir impuestos



Todos los mexicanos que desempeñamos una actividad para generar ingresos sabemos que tenemos obligaciones como contribuyentes. Lo cierto es que desconocemos bastante sobre los beneficios que el SAT otorga al contribuyente para disminuir esa carga fiscal, es decir, existen maneras de poder pagar menos impuestos y muchos ni siquiera tenemos idea de ello. Esta es la historia de cómo me enteré de estos beneficios gracias a un curioso incidente.


Todo sucedió cuando cursaba el último año de mi carrera universitaria, estaba muy emocionada de que después de tanto esfuerzo al fin me convertiría en Mercadóloga. Tenía ya desde el inicio de mi carrera trabajando a medio tiempo en una empresa de marketing local, me ayudaba muchísimo el poder aplicar lo aprendido en la escuela. Todo iba de maravilla, tenía un sueldo decente para mis cuatro horas de trabajo y además me encontraba planeando mi viaje de graduación. Un día al salir del trabajo mis compañeros y yo decidimos ir a cenar a un restaurante, estaba abarrotado de gente ya que era bastante famoso así que nos tocó esperar en la larga fila que se hacía fuera del lugar, no sé exactamente cómo sucedió pero cuando menos lo pensé me encontraba en el suelo junto con un chico en bicicleta que se había estrellado justo conmigo, fue verdaderamente un escándalo pero por suerte no pasó de unos cuantos rasguños. Aun así mis amigos decidieron llevarme a urgencias para que curara mis heridas con más cuidado. Todo fue bastante rápido pero el doctor me recomendó hacerme unos cuantos estudios para descartar alguna lesión interna. Honestamente dude bastante de hacérmelos ya que en ese momento me encontraba muy corta de dinero y definitivamente no planeaba pasar por una situación como esa. Al final decidí realizarme los estudios que efectivamente me resultaron un ojo de la cara. También decidí contactar al chico de la bicicleta para solicitarle algún apoyo, ¡al final él había sido el que me había arrollado!


Debo confesar que no esperaba recibir nada ya que el chico se veía incluso más joven que yo pero aun así lo intenté. Como era de esperarse me dijo que no contaba con los recursos para apoyarme pero que era estudiante de contabilidad y conocía bastante del tema fiscal. En resumen me ofreció pagarme con asesorías fiscales. Al principio me pareció una pérdida de tiempo pero decidí aceptar ya que igual no iba a conseguir nada más.


Esa misma noche y durante una semana más me dediqué a aprender todo sobre los beneficios que teníamos como contribuyentes. El chico de la bicicleta me explicó que existe una manera de reducir mi carga fiscal e inclusive recibir una devolución en cada ejercicio fiscal. Yo estaba fascinada ya que eso significaba recibir dinero. Resulta que como personas físicas tenemos derecho a disminuir los gastos personales de los ingresos acumulables en la Declaración Anual del ejercicio. Es decir, gastos de salud, educación y otros más pueden ser restados de tus ingresos en la declaración anual para que el resultado derive en una cantidad a pagar menor o inclusive hasta en una devolución. En pocas palabras puedes recibir dinero de parte del gobierno.


Toda esta información me pareció absolutamente importante y muy útil ya que iba a poder deducir los gastos de los estudios médicos que me había realizado, lo único que tenia que hacer era presentar mi declaración durante los meses de abril y mayo, solicitar factura de cada gasto que representará una deducción personal y contar con una cuenta de débito para registrarla ¡Así de sencillo!


Sin duda un incidente que parecía iba a terminar en una amarga experiencia no lo fue del todo ya que logré aprender bastante de un tema que me servirá para toda mi vida.



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